¿Qué es la integración sensorial?
La integración sensorial es un proceso que ocurre de forma automática en el cerebro, se encarga de integrar y organizar todas las sensaciones que recibimos constantemente de nuestro cuerpo y el ambiente que nos rodea. Esta es necesaria para que podamos realizar cada una de las actividades que requerimos desarrollar a diario, ayudándonos a tener una participación efectiva en el ambiente.
Es muy importante que comprendamos que antes de poder aprender habilidades complejas como escribir, leer, hablar, socializar o ejecutar movimientos de manera específica, el cerebro debe darle sentido a las múltiples sensaciones recibidas para poder crear percepciones, comportamientos organizados y aprendizaje.
Los primeros 7 años de vida del ser humano son fundamentales para este proceso, ya que, en esta etapa, el niño aprende a sentir su cuerpo y el ambiente que le rodea.
Este proceso es algo que muchos ignoramos, pero que es de gran importancia para nuestro éxito emocional, motriz, social y cognitivo.
Modelo de integración sensorial

El modelo de integración sensorial fue creado por la Dra. Jean Ayres, en base a la evidencia de la neurociencia, tomando en cuenta la relación entre el cerebro y la conducta. Este es un modelo actualmente muy utilizado en la rehabilitación pediátrica.
Este modelo es utilizado para explicar por qué nos comportamos de maneras particulares, planificar el tratamiento para disminuir las dificultades y ayudar a predecir cómo cambiará el comportamiento del niño luego de la intervención.
El trastorno del procesamiento sensorial o disfunción de la integración sensorial, se manifiesta de dos maneras principales: pobre modulación sensorial y pobre praxis. Por lo que su enfoque principal se basa en el sistema vestibular, propioceptivo y táctil.
Trastorno del procesamiento sensorial
En la actualidad, este es un problema más frecuente pero muy poco comprendido. Se puede definir como la poca habilidad que tiene el cerebro para organizar, procesar e integrar las sensaciones que recibimos a través de nuestros sistema táctil, visual, auditivo, olfativo, gustativo, vestibular, propioceptivo e interoceptivo.
Las dificultades en el procesamiento adecuado de la información sensorial pueden afectar la conducta, motricidad, relaciones sociales, lenguaje, aprendizaje, alimentación, sueño, atención y cuidado personal.
Cuando no ocurre un procesamiento adecuado de la información sensorial en el cerebro, se ven afectadas nuestras respuestas adaptativas. Una respuesta adaptativa es la habilidad para responder activa y eficientemente a nuevas circunstancias, ya que es una respuesta a las experiencias sensoriales.
Muchos de los niños que catalogamos comúnmente como berrinchudos, hiperactivos, inatentos o descontrolados, pueden simplemente estarse sintiendo agobiados e irritados por una sobrecarga de sensaciones. El ser humano se encuentra expuesto en múltiples momentos a luces brillantes, sonidos fuertes, texturas, alimentos y roces que pueden causar una sobrecarga sensorial.
El proceso de la integración sensorial dentro de nuestro cerebro, es algo que no podemos observar, pero que si podemos ver reflejado en la conducta.

Síntomas
Si sospechas que tu hijo tiene un trastorno de procesamiento sensorial, puedes tomar en cuenta los siguientes síntomas:
- Evita estar sucio o le incomoda entrar en contacto con ropa, texturas, alimentos u otros elementos que interactúen con su piel.
- Le molestan actividades usuales como cortarse el pelo, cortarse las uñas o lavarse los dientes.
- Busca lamer o mordisquear objetos constantemente.
- Es muy activo. Le agrada mucho utilizar los columpios, saltar, rodar o girar.
- No logra iniciar y terminar actividades, ya que necesita estarse moviendo.
- Es muy impulsivo.
- Sus lapsos de atención son cortos y le cuesta mantenerse sentado. Es muy distraído.
- Tiene dificultades motrices gruesas o finas. Puede ser descoordinado, tosco y torpe con su cuerpo.
- Puede ser lento e inseguro con su cuerpo.
- Necesita taparse los oídos con sus manos o huir cuando escucha sonidos fuertes. Le cuesta seguir instrucciones o no pareciera escuchar cuando se le habla.
- Es selectivo con los alimentos; su dieta es muy restringida.
- Le cuesta realizar transiciones entre actividades.
- Tiene un alto nivel de frustración.
- Tiene problemas para poderse auto
- Presenta movimientos repetitivos con sus manos o camina de puntitas.
- Tiene retraso en el lenguaje.
Existen algunos problemas asociados muy comunes al trastorno de procesamiento sensorial como; déficit de atención con o sin hiperactividad (TDA o TDAH), problemas de aprendizaje, problemas de procesamiento auditivo, problemas de lenguaje, problemas de percepción visual, problemas de alimentación, problemas de digestión y eliminación y problemas de regulación del sueño.
Causas del trastorno de procesamiento sensorial
Una de las preguntas más frecuentes que tenemos es: ¿cuál es la posible causa del trastorno del procesamiento sensorial? Exactamente no sabemos cuál puede ser la causa específica de este trastorno, pero hay algunos posibles factores que pueden desencadenarlo:
- Factores hereditarios.
- Nacimiento prematuro.
- Nacimientos traumáticos y complicados.
- Antecedentes prenatales: Consumo de medicamentos, estrés excesivo, abuso de alcohol, tabaco o drogas.
- Institucionalización.
- Deprivación a estímulos sensoriales.
Un trastorno de procesamiento sensorial es una condición de vida que afecta significativamente el desarrollo del niño y la vida cotidiana de la familia. Por ello es fundamental poder detectar e intervenir, de preferencia, durante edades tempranas para mejorar las habilidades del niño.
El involucramiento de los padres, maestros, pediatras y otros cuidadores, es clave para el proceso de la rehabilitación pediátrica.

Modulación sensorial
La modulación sensorial es un proceso dinámico de nuestro cerebro, en el cual se debe crear un equilibrio de las entradas sensoriales, tanto internas como externas, para poder adaptarnos de manera correcta al ambiente.
La modulación de las entradas sensoriales es crítica para nuestra participación activa en nuestras ocupaciones diarias como trabajar, estudiar, socializar, dormir, comer, controlar esfínteres, entre otras.
Filtrar de una forma idónea cada una de las sensaciones que recibimos a través de nuestros sistemas sensoriales, es altamente relevante para mantener un nivel de alerta óptimo y de esa forma mantener nuestra atención en las diferentes demandas del ambiente.
Una pobre modulación de las sensaciones se refleja a través de la distractibilidad, impulsividad, ansiedad, incremento de los niveles de actividad, desorganización y problemas de autoregulación. Los patrones típicos de una modulación inadecuada son: sobrerrespuesta o baja respuesta a los estímulos, lo que conocemos como una hiperreactividad (sobrerrespuesta) o hiporreactividad (baja respuesta).
Los niños que presentan una hiperreactividad, reaccionan de una manera bastante intensa a las sensaciones, presentando además respuestas muy negativas o de huida. Estos niños tratan de luchar para protegerse de las sensaciones que perciben.
Por ejemplo, un niño que presenta una hiperreactividad táctil, huye o no le agrada interactuar con texturas u otros elementos con su piel. Además, bañarse con regadera, cortarse el pelo o ensuciarse, puede hacerlo sentir irritado.
Los niños que presentan una hiporreactividad, por el contrario, suelen no reaccionar a las sensaciones. Estos niños en ocasiones pueden llegar a buscar sensaciones muy fuertes y son propensos a accidentes debido a la poca reacción a los estímulos.
Por ejemplo, un niño con un sistema vestibular hiporreactivo, busca constantemente moverse, saltar o trepar. Estos niños muchas veces ponen en riesgo su cuerpo, debido a la gran cantidad de movimiento que necesitan.
Praxis
En el modelo de la integración sensorial, Praxis se refiere a la habilidad para planificar y ejecutar nuevos movimientos. Esto en el niño puede provocar inconvenientes para lograr llevar a cabo movimientos específicos que se requieren para saltar, trepar, escribir o amarrarse los zapatos.
Si la información sensorial no es procesada de una forma correcta, puede ocasionar en el infante que la planificación y ejecución de movimientos sea difícil. La mayor parte del tiempo el niño lucha con su propio cuerpo, debido a que no reconoce adecuadamente en dónde se encuentra posicionado o cuánta fuerza, rapidez o dirección requiere para llevar a cabo el movimiento.
A las dificultades para ejecutar nuevos movimientos se les conoce como dispraxia o también son conocidas en el ámbito clínico como: trastorno del desarrollo de la coordinación.

Terapia de integración sensorial
La terapia de integración sensorial debe ser realizada por un terapeuta ocupacional o un terapeuta infantil especializado, que podra ayudarte a comprender el perfil sensorial de tu hijo. Este terapeuta debe poseer conocimientos de neurociencias y entendimiento profundo sobre el modelo de la integración sensorial.
Es de gran importancia saber que la integración sensorial no es lo mismo que la estimulación sensorial, debido a que esto tiende a causar mucha confusión.
El énfasis de esta intervención se encuentra en la integración adecuada de las sensaciones vestibulares, propioceptivas y táctiles en un entorno de juego. Por lo que es indispensable la disponibilidad de equipos suspendidos en el ambiente (columpios, hamacas, escaladas, trapecios, entre otros), ya que este es el sello distintivo de esta intervención.
Dentro de la sala de integración sensorial se expone al niño a información sensorial organizada, teniendo como fin primordial mejorar las habilidades del niño para involucrarse en sus ocupaciones de una manera adecuada y participar de mejor forma en otras situaciones cotidianas.
La terapia de integración sensorial es sinónimo de diversión para el niño. Para él no es un momento de terapia, es un momento de diversión y juego.
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